En la actualidad el término “Belleza”, ha cobrado gran importancia.
A través de la historia, siempre ha existido algún modelo estético que marca la pauta en la sociedad. Dicho modelo responde a los diferentes aspectos que rodean al individuo: sociales, culturales, económicos, etc.
Muchos profesionales consideran la belleza como un concepto totalmente subjetivo, sin embargo a través de la historia artistas, diseñadores y arquitectos se han dado a la tarea de encontrar los factores específicos que nos llevan a otorgar dicho calificativo.
La Belleza, en términos filosóficos es la propiedad de las cosas que las hace ser amadas.
Santo Tomás la define como lo que visto o contemplado, produce deleite. Según Kant belleza se refiere a la perfección de los objetos, independientemente de su apreciación subjetiva.
Algunos filósofos contemporáneos afirman que la belleza en sí no existe, sino que es esta apreciación subjetiva lo que le da el carácter de tal.
Estudios realizados por antropólogos y psicólogos, han comprobado que la percepción de la belleza radica, principalmente en la proporción, simetría, equilibrio y armonía de las partes. Se sabe que la simetría en el rostro es una de las causas más fuertes de atracción en los seres humanos.
Los griegos fueron los primeros en descubrir que la naturaleza tiene un orden matemático, donde detrás de la aparente diversidad de medidas existe un perfecto equilibrio y proporciones perpetuas. El ojo humano es capaz de evaluar estas características y las percibe como belleza.
El escultor Policleto, fué el primero en exponer su concepción de belleza en el tratado “Canon”. Estos conceptos fueron aplicados en Grecia clásica y posteriormente en Roma, donde el Arq.Vitruvio ( Siglo I A.C) los emplea variando la proporción al dividir el cuerpo en ocho partes del tamaño de la cabeza. A él se deben los dibujos, posteriormente reproducidos por Leonardo da Vinci, del hombre parado con los brazos en cruz, cuya medida es igual a la altura del cuerpo. La figura humana queda dentro de un cuadrado perfecto cuyas diagonales se cruzan en el pubis, marcándolo como centro. También dibujó el canon de la figura humana, con los brazos en alto y las piernas abiertas, dentro de una circunferencia cuyos diámetros se cruzan en el ombligo.
En la edad media el matematico Fibonacci, esclarece el ritmo matemático de la proporción. Leonardo da Vinci la nombra sección áurea y la aplica en sus obras, difundiendo este concepto en el mundo renacentista, Alberto Durero y Miguel Angel emplearon la sección áurea como elemento de perfección y belleza.
Así como el ojo humano, capta de inmediato un cuerpo proporcionado, aprecia también como belleza la posibilidad de procreación. Estudios realizados por el antropólogo Donald Symons, indican que el hombre, es atraído instintivamente por la forma y contorno de la cadera y cintura, si es que la mujer es propicia para la fertilidad.
Esta capacidad del hombre para detectar en el cuerpo femenino la posibilidad de preservación de la especie, a través de la proporción cintura-cadera, explica porqué se han considerado como bellas, mujeres de diferentes tallas.
A través del tiempo ha evolucionado la idea de belleza, sin embargo el concepto de proporción matemática sigue vigente, tanto en arte, como en el rostro y cuerpo de un individuo. La Belleza entonces, se refiere a una apreciación objetiva, que permite determinar matemáticamente los atributos y aparentes defectos de un rostro o cuerpo.