Hiper-Secreción Sebácea

Hiper-Secreción Sebácea

Para comprender las principales características, así como mejores opciones de tratamiento en pieles con exceso de grasa, debemos recordar la clasificación básica de los diferentes bio-tipos de piel:

Conociendo los diferentes Bio-tipos de Piel.

Un diagnostico certero, es fundamental para lograr resultados visibles en nuestros pacientes; no solo el interrogatorio o ficha de valoración bastan, la exploración visual, manual y con lámpara de Wood, nos permitirán establecer calidad de piel, origen de la alteración y posibles causas.

La clasificación básica, considera piel normal, alípica y grasa, tomando como parámetro de referencia la cantidad de secreción sebácea. Sin embargo, hay otros factores a tomar en cuenta como son grado de hidratación, coloración, respuesta del bronceado, reacciones al medio ambiente, así como grado de espesor del tejido.

Características de los Bio-tipos de Piel

Una piel normal, se considera fisiológicamente sana, a nivel dérmico es estable gracias a la adecuada síntesis de las diversas estructuras que garantizan su bienestar, tales como: proteínas fibrosas (colágena, elastina, reticulina), melanina, etc. La epidermis es visiblemente sana, vital, lisa de color mate y aterciopelado. La textura y el grano del tejido son muy finos. A la exposición con lámpara de Wood, presenta una florescencia violácea uniforme.

La piel alípica carece de suficiente agua, grasa o ambas. Esta característica es común el personas con pieles delgadas. La falta de secreción sebácea debilita la protección que normalmente ofrece el manto hidro-lipídico. Este bio-tipo de piel está asociado a patologías nervioso-endócrino, así como uso de solventes, exfoliares abrasivos, así como tratamiento sitémico prolongado con ciertos medicamentos.

A primera vista, la piel alípica dá la impresión de estar estirada, con aspecto de pergamino. Las líneas de expresión se encuentran profundamente marcadas. Al tacto se presenta rugosa, con falta de tersura y muy delgada. Si observamos este tejido con lámpara de Wood, la fluorescencia es débil, y parece manchada.

La piel grasa, a primera vista tiene un aspecto aceitoso, especialmente en la zona nasal, mentón y frente. Los poros son visibles y dilatados. A menudo presentan comedones abiertos (oxidados). Si observamos este tejido a la lupa, los orificios pilosebáceos son dilatados. Al tocar la piel dá la impresión de espesor, dureza y poca elasticidad. La piel con exceso de grasa, despide un olor característico.

Con lámpara de Wood, la florescencia es blanquecina.

Vale la pena considerar la piel mixta, por ser la más común. Presenta dos o más características de los bio-tipos básicos de piel. Normalmente son localizables en la geografía de la piel. En estos casos, lo óptimo es tratar cada zona de acuerdo a las características que presenta, de manera que en cabina, podemos encontrar un caso que presenta mejillas y cuello alípicos y el resto (zona “T”), grasa. Limpiadores, exfoliares, aparatología, ampolletería y mascarilla, deberán ser acordes a cada zona específica.

Existen clasificaciones de Piel más específicas como Fitzpatrick, quién se refiere al color y reactividad al sol, Obagi que considera color, grosor, oleosidad, laxitud y fragilidad, Glogau que clasifica la piel de acuerdo a los grados de foto-envejecimiento, y Rubín, que se refiere al grado de foto-daño.

La glándula sebácea

En este artículo, vamos a explorar todo lo relacionado a este Bio-tipo de Piel.

Evidentemente, la principal estructura involucrada en la piel grasa, es la glándula sebácea, encargada de producir sebo y componente básico del PH.

Las glándulsa sebáceas, son estructuras anexas, en su mayoría al folículo piloto, desembocan en el tercio superior del folículo. Algunas glándulas sebáceas de tipo holócrino, desembocan libremente en orificios nasales, párpados, región anal y área genital.

La sustancia que segregan las glándulas sebáceas se denomina sebo, es una sustancia grasa con gran contenido de desechos celulares, pues su secreción se efectúa a expensas de las células de la glándula. Estas células almacenan gotas de grasa en su citoplasma: poco a poco se van cargando de lípidos hasta que la célula estalla. El sebo así formado es vertido al folículo y segregado por el ostium folicular, extendiéndose a la superficie de la piel y el pelo, lubricándolos. La cantidad de sebo segregada, varía con la edad, estado de salud y obedece a ciertas influencias hormonales y nerviosas, varía también con el clima.

En la superficie de la piel, el sebo está compuesto por 50% de grasas neutras (triglicéridos) y 50% de ácidos grasos libres, alcoholes, escualeno, esteroides y pequeñas cantidades de hidrocarburos.

El sebo, junto con el sudor forman el manto ácido, la evaporación de ellos forma el manto gaseoso. Ambos forman la atmósfera, que dá protección contra agresores ambientales y microorganismos patógenos. Como es conocido el PH de una piel sana, es ácido, en el estrato córneo se sitúa entre 5.5 y 6, en una escala ácido-alcalina, del 0 al 14.

De la piel grasa al acné

La susceptibilidad a la seborrea, viene determinada genéticamente. Hablar de piel grasa, oleosa o seborreíca es enfatizar la cantidad de grasa segregada a la superficie cutánea. Aunque esta condición facilita la aparción del acné, en este último caso se trata de una patología. En algunos casos, el tratamiento deberá ser médico, sin embargo la profesional siempre podrá colaborar de manera activa.

El acné se define como una inflamación crónica de la unidad pilosebácea con presencia de una bacteria anaerobia llamada propionibacterium acnes, que transforma los triglicéridos del sebo en ácidos grasos libres que irritan y favorecen la inflamación, el ácido linoléico de la fracción lipídica folicular disminuye y esto produce hiperqueratosis.

El acné se considera multifactorial, pues influye el factor hereditario, alteraciones gastro-intestinales, emocionales y hormonales, así como el uso inadecuado de productos cosméticos.

Según el tipo de lesiones, el acné se considera:

Superficial:

  • Comedogénico
  • Papuloso
  • Pustuloso

Profundo:

  • Quístico
  • Conglobata
  • Queloideo
  • Fulminans

Normalmente, las primeras lesiones aparecen en la pubertad, en un inicio hay comedones abiertos y cerrados, que si no se someten a un adecuado tratamiento preventivo, degeneran en pápulas y pústulas. La ciencia médica afirma que el acné desaparece de forma espontánea hacia los 22 o 23 años, sin embargo la esteticista y cosmiatra, ha comprobado que si no se mantienen los cuidados adecuados, permanecerán lesiones y cicatrices residuales profundas, en ocasiones por el resto de la vida del paciente.

Con tratamientos adecuados, la profesional puede frenar exitosamente esta patología.

Tratamiento en Cabina

En el caso del acné superficial, el éxito del tratamiento está garantizado si consideramos dos factores:

1. Grado de secreción sebácea

2. Presencia y grado de lesión por bacteria.

La elección de limpiadores, ya sea emulsión o espuma, deberán tener niveles ácidos de PH. Los exfoliantes serán mecánicos solo en caso de acné comedogénico, pues en otros casos, debido a la manipulación facilitaríamos la infección. Otra buena opción son los AHA’s y BHA.

El uso de ozono, ya sea con vapor o uso de Alta frecuencia, es imprescindible debido al oxígeno liberado por la forma alotrópica del mismo. Recordemos que esta bacteria se debilita ante la presencia de oxígeno. El uso de alta frecuencia puede incrementarse, de acuerdo a la cantidad de lesiones infecciosas, en forma de efluvio hasta 10 min.La corriente capacitiva, luz pulsada, laser y carboxiterapia, son excelentes opciones para disminuir considerablemente el tiempo de tratamiento.

Los tratamientos médicos, están enfocados a corregir los mecanismos patógenos, los fármacos más comunes son clindamicina y eritromicina. No hay que olvidar que medicar está absolutamente restringido al ámbito médico.

Recomendaciones para nuestro paciente

Un tratamiento profesional, no debe prescindir de un buen tratamiento de apoyo en casa, así como modificar hábitos de vida, tales como ejercicio, alimentación, ingesta de agua, descanso y un adecuado manejo del estrés.

Un paciente con alteraciones seborréicas deberá evitar a toda costa el uso de productos que contengan aceite mineral, petrolatos o parafinas, limpiadores abrasivos y maquillajes de consistencia oleosa.

Otra recomendación importante es evitar el cabello en el rostro, así como el uso de gorras, pues crean un ambiente óptimo para la proliferación de bacterias.

El apoyo emocional enfocado a incrementar el auto-estima del paciente, así como la educación en cuanto a causas y soluciones, dan sentido a un programa de tratamiento que sin duda conducirá al éxito.

Vera Miranda

Consultora y propietaria de Vera SPA